![rw-book-cover](https://imagenes.publico.es/files/og_thumbnail/files/fp/uploads/2025/01/28/67992500baaa6.r_d.351-560-0.jpeg) --- > La idea de una “monarquía digital” resume perfectamente la síntesis de lo más viejo y lo más nuevo: si la democracia no funciona, volvamos a la dictadura; si solo funcionan las empresas capitalistas, pongamos el poder, sin mediaciones políticas ni restricciones, en manos de los que las gestionan. Los valores del antiguo régimen, pues, junto a la libertad sin límites, muy antisistema, para creer en cualquier cosa y vivir contra el otro: promesas apocalípticas, negacionismo “revolucionario”, felicidad virtual; un rey viejo y divertido que frena a las abortistas, los homosexuales y las feministas, rodeado de una corte de ricos soñadores libertarianos, rebeldes contra las leyes humanas y provistos de los medios para hacer realidad sus fantasías. - [View Highlight](https://read.readwise.io/read/01jjvcmf20qc43zh8skq8y1raz) --- > La izquierda, lo he dicho otras veces, ha perdido la lucha de clases y la batalla cultural: no ha sabido ser ni lo bastante vieja ni lo bastante nueva para convencer a las mayorías sociales. La batalla ideológico-material, por su parte, la ha ganado ya China, vanguardia del autoritarismo tecnológico, cuyo poder centralizado y discreto le proporciona dos ventajas frente a EEUU: la de no depender de una oligarquía desinhibida y fantasiosa para crecer económicamente y la de no estar desprestigiada frente al Sur Global. - [View Highlight](https://read.readwise.io/read/01jjvcq79fkcz1ghtge64ww6k2) --- > Hace unas semanas vi una interesante película del muy recomendable director mauritano **Abderrahmane Sisako**, *Te negro*, en la que se cuenta la historia de amor entre un chino pudiente de Guanghzou (Cantón) y una inmigrante africana de Costa de Marfil. Es una película, por así decirlo, suave, tranquila, relajada; el espectador se deja acunar dulcemente hasta que de pronto repara en que esta apacibilidad civilizada está asociada a una ausencia clamorosa: en la película, en efecto, no sale ni un solo hombre blanco. Este parece ser uno de los mensajes laterales de la obra: basta eliminar a los occidentales para que la historia se desacelere y las relaciones interculturales se pacifiquen. - [View Highlight](https://read.readwise.io/read/01jjvcvewer91f3g3hhsmkab5d) ---